domingo, 11 de noviembre de 2018

miércoles, 7 de noviembre de 2018

ETAPAS

Llega un día en que una etapa acaba. Por nada especial, por muchas pequeñas (medianas o grandes) cosas. Todo son etapas, parece que está claro, y hay que vivirlas. De la misma forma que nacen, mueren. Pero... ¿Y si una etapa empieza de una forma y, con el tiempo, se modifica?

Empiezan dándote lo que no has pedido, o lo das tú sin que te lo pidan. Estáis a gusto así, ofreciendo las manos llenas de todo, en cualquier momento del día, de la noche, de madrugada...

Lo curioso es que todo eso, algún día, por alguna extraña razón que aún no acabo de entender, se vuelve rutinario, con horarios, en dosis medidas, envuelto en una especie de compromiso, cuando lo que hizo que esa etapa fuera emocionante fue, precisamente, la falta de mesura en algunas cosas, la locura, lo espontáneo o lo inesperado, la naturalidad... Ahí es cuando en el cerebro se activa un "¡STOP! ¡Esto no es lo que compré!".

No hay garantía, ni devolución del tiempo y, lo que es peor: ¿Quién me ayuda ahora a subir de nuevo al estado del que me bajaron con esas rutinas y también sin pedirlo? ¿Querré algún día volver a subir a ese estado? ¿Podré?

Me viene a la cabeza una de esas frases hechas que ponen en un cuadradito con florecillas y mariposas, en tonos pastel, tipo "Disfruta el momento" o, como dice Goyo Jiménez, para los de la LOGSE "Carpe diem"... Pero ¡cojones!, que los demás también pongan de su parte que si no, es como un partido de tenis con un solo jugador y menuda paliza tanto correr de un lado de la pista al otro.

Sea como sea, ¿qué remedio queda?... Carpe diem ;-)