Estaba trabajando… Discúlpame, ya sé que es tarde, ahora ya
no sirve de nada todo lo que diga, pero quiero explicarte que estaba trabajando
para nosotros, para comprar cosas.
Cuando esperabas que te diera los buenos días, yo no podía.
Tenía cosas importantes que atender en mi trabajo. No podía perder dos segundos
en darte una sonrisa y los buenos días, porque dos segundos de mi vida es
dinero que pierdo… Ya sabes lo que me importa el dinero.
Tampoco podía pararme a mirar si estabas diferente o
preocupada ¿tú sabes la cantidad de asuntos que se quedan sin atender por pararse a observar a la gente? Aunque sean las personas que queremos. Porque… yo te quería, sin
duda, aunque no tuviese tiempo para ti.
Lo tenías que haber entendido… Tú deberías haber sabido que,
a pesar de mis modos, yo te quería. Era obvio, dormíamos en la misma cama.
Sí, ya sé que también descuidé un poco el sexo, pero yo sólo
necesitaba descargar esas tensiones diarias, era ne-ce-si-dad. Sé que no hice
por probar cosas que te dieran placer a ti. Tengo un buen miembro, creo que era
suficiente. Otras con eso estarían contentas, pero tú siempre has sido tan
especial para tus cosas… Y exigente, porque no es para tanto estar horas dando
caricias y placer… ¡Horas! ¿Tú sabes lo que significa una sola hora perdida en
mi día a día? Nunca lo entendiste.
Pero no te culpo, no es eso, no tienes la culpa de haber
dado con alguien como yo, tan responsable en su trabajo. No podía perder el
tiempo en las tonterías que tú planteabas y planeabas, entiéndelo, los sueños
no sirven para nada. Los sueños no pagan la luz, ni el agua, ni esos regalos que
te hacía en las fechas señaladas… bueno, unos días después, es verdad, pero era
cuando podía… Ya sé que no te importaban esos regalos, que no era lo que tú
querías, pero te hacía falta. Eran cosas que te hacían falta, cosas
materiales, sí, lo sé, pero yo creí que las necesitabas y punto.
No, no llores mi amor… Perdona mi tono, estoy nervioso y ya
sabes que lo que digo a veces no es lo que pienso, ahora me doy cuenta. Ahora
que te pierdo me doy cuenta de todo en lo que he fallado, pero es mi
naturaleza, intento cambiarla pero no se deja la hija de puta.
También sé que hace muchos años, cuando no te dejaba
marchar, me dijiste esto mismo, tenías razón, siempre la tuviste pero me negaba
a admitirlo… Te quería. Te quería para mí, sólo para mí… No quería que me
vieran como un fracasado que no supo complacerte. Si me dejabas, todo el mundo
me vería así, porque tú eras sencilla a los ojos de todos, alegre, con metas
fáciles de conseguir… Aunque sigo pensando que tus sueños no alimentan el
estómago y eso es importante, no me lo niegues.
Y ahora me dejas hablando solo. Necesito que me escuches. Me
tienes que escuchar, me lo debes.
Todo lo he hecho por nosotros, por los dos,
por el bien de los dos. A mi manera, pero por los dos.
No me dejes hablando
solo…
No cierres los ojos ¡Ábrelos! ¡Me tienes que escuchar como siempre!
¡¡Abre los ojos!! ¡¡Mírame!! ¡¡No me hagas esto, eres egoísta!! ¡¡Abre los
ojos, ostia!! ¡Ábrelos!… Ábrelos, por favor… No me hagas esto, por favor…
Joder… Yo te quería… Yo te he querido mucho ¿sabes? Yo… No sé qué hacer ahora…
No sé qué hacer sin que me miren tus ojos… Joder… Ábrelos por favor… Ábrelos,
cariño… sólo estaba trabajando…
(Publicado originalmente en PescandoPalabrasYRedes 2016)